lunes, 8 de julio de 2019


La cuestión indígena

Este trabajo trata sobre las etnias indígenas de la pampa húmeda y la región patagónica y su relación con los criollos.
 Desde la Tradición al Revisionismo Histórico se ve al mundo criollo y al mundo indígena como dos mundos separados. Mundo que estaba relacionado antes de la Revolución de Mayo, después parece que cada uno toma su rumbo.
Desde la perspectiva de la historiografía liberal la civilización arrasa con la barbarie; desde el revisionismo, este estado nacional elitista logra arrasar con las comunidades indígenas.

La realidad es que nunca se cortaron las relaciones entre los dos mundos (hispano criollo – indios y estado nacional- indios, para comprender esto debemos replantear la idea de frontera interna e internacional. La frontera fue una zona de intercambios donde los indios tomaron cosas de los cristianos (caballo, espuelas, vicios) y los cristianos comerciaban y también los reclutaban para sus guerras.

Los indígenas en la 1º década del siglo XIX son incorporados políticamente, la cosa cambia después de 1810, porque en el ámbito de lo que sería la República Argentina, los patriotas de primera hora tanto en las primeras juntas como en la Asamblea del año XIII no hacen mención a los indígenas pampeanos como habitantes del país. Tampoco se alude al territorio que ellos ocuopan como parte del territorio nacional. Las proclamas de la 1º Junta como los de la Asamblea se tradujeron al quechua, aymara y guaraní solamente.
De todas formas a los indígenas no le importaban mucho estas cuestiones mientras se siguiera gobernando en nombre del rey con quien habían hecho alianzas que reconocían su autonomía en Chile desde 1641 y esta nueva república en las pampas en 1790. Esta situación de autonomía construida por indios y españoles es la que no reconocieron los primeros gobiernos patrios en ambos lados de la cordillera, es más, en Buenos Aires comenzaron los proyectos oficiales de expansión sobre las tierras indias apenas instalada la Primera Juntai. Aparece el conflicto, aparece el malón y se comienza a delimitar la frontera: Dolores 1817; Tandil 1823. 

Hay que tener en cuenta que que el mundo indígena no es homogéneo, llegan grupos del lado chileno al mando del Lonco Catriel que van a establecer alianzas para defender la provincia y para solucionar la falta de mano de obra. Si bien los negocios eran pacíficos nunca cesaron las expediciones a territorios indígenas y se concertaban sitios de intercambio.

Rivadavia deja la negociación y envía al general Rauch a combatir a los indios, esta política la mantiene Manuel Dorrego. Los indígenas pierden autonomía política y se ponen nuevos puestos de frontera para controlarlos 25 de mayo, Laguna Blanca, Bahía Blanca, en zona sur se logra mantener cierto equilibrio que no se logra en zona norte. En San Nicolás hay ataques indígenas y esto se debe a la llegada de los grupos del otro lado de la cordillera que defienden a los realista aun ya terminada la guerra de la independencia en el Río de la Plata, eran grupos Ranqueles aliados de los Araucanos.

Durante la guerra civil entre unitarios y federales también hay una lucha para ganarse a los pueblos originarios para su causa. Ya en 1830 los federales estaban identificados con el indio abstracto como símbolo de la nacionalidad que se estaba construyendo y tenían una relación tanto amistosa como conflictiva.
Los unitarios conservaban una distancia social y cultural mayor, para ellos todo indígena era un “salvaje” sin valor alguno, pero las circunstancias forzaron la conciencia “civilizada” de los unitarios e hicieron que también se acercaran y trataran de usar las fuerzas indígenas contra los federales.
La relación entre los cristianos y los indígenas era de amistad y conflicto que se manejaban por medio del lenguaraz blancos que viven entre los indios y conocen ambas lenguas. Los indígenas soberanos eran muy fácil de movilizar, su alta motivación más allá que se unan a tal o cual causa era al final contra todos los cristianos, tenían una política de sacar provecho de toda situación conflictiva entre los criollos y, a veces, sus necesidades resueltas por una sociedad con más recursos que las de ellos, hacía esa tarea relativamente fácil. Pero sus técnicas, sus motivaciones más profundas, sus decisiones y juicios sobre lo que más les convenía eran difíciles de cambiar y controlar aún para los más hábiles líderes criollos.
Por ejemplo, con Rosas, los indios siguiendo al gaucho Molina, lenguaraz, logran apoderarse de todos los caballos y ganado de los unitarios y también de estancieros extranjeros. Si bien apoyan a Rosas no lo obedecen fielmente, porque también atacan sus estancias. Es una situación confusa donde se dan momentos de negociación y momentos en que se niegan. Rosas al emprender su “campaña al desierto” lo hace con el plan de negociar, hacer que los indios se queden en paz a cambio de la obtención de vicios (yerba, tabaco, alcohol) cuando mengua el suministro vuelve el malón.

En la década del 50 ya sin Rosas al Estado de Buenos Aires se le plantea la necesidad de buscar una solución al tema, sin embargo se sigue acudiendo a la rivalidad entre las comunidades para asociarlas al nuevo conflicto Buenos Aires-Confederación.
Cuando Asume Mitre como presidente se plantea la ocupación del territorio, pero primero tiene el plan de derrotar a los caudillos federales de La Rioja y Catamarca y hacerse cargo de la Guerra contra Paraguay.
Durante la presidencia de Sarmiento, preocupa más la cuestión chilena que los indígenas en sí mismos. A los indígenas se los ve como parte del proyecto chileno, sobre todo porque la economía chilena de la Patagonia gira en torno al crecimiento cerealero de Chile que a la relación con el Estado Argentino.
Cuando asume Nicolás Avellaneda incorpora a Adolfo Alsina como ministro de guerra. Alsina propone para solucionar la cuestión indígena trazar una zanja que vaya desde Río IV hasta Bahía Blanca e instalar una línea de fortines. El objetivo era evitar el robo de ganado, hacer sucesivas zanjas y a medida que se avanza incorporar al indígena al Estado y al que se opone hacerle la guerra. Se incorporaría sus tierras para el cultivo y mano de obra, no estaba la idea de eliminación. Leer aquí para ampliar (pg. 16 a 23)
Alsina fallece el 29 de diciembre de 1877 y en su lugar asume Julio A.Roca.

Roca propone como proyecto modernizador la ocupación efectiva del territorio en base a dos principios el capital y la propiedad privada. El Estado necesita comprar tecnología y armas y para conseguir el capital para hacerlo pone a disposición -en venta- las tierras a conquistar, es decir se venden tierras para la producción de materias primas antes de que se conquiste (la compran inversores) incorporando la propiedad privada.
Roca logra en 1789 hacer efectiva la ocupación la ocupación de la confluencia de los ríos Neuquén y Limay, y hasta el año 85 continúan las campañas para incorporar el resto de la Patagonia.


iBELCHIS, Martha, Fuerzas indígenas en la política criolla del siglo XIX, en CAUDILLISMOS RIOPLATENSES, nuevas miradas a un viejo problema Noemí Goldman Ricardo Salvatore compiladores.