miércoles, 13 de marzo de 2013

Transhumanismo



 Sobre el Transhumanismo ¿Será Posible?            
 Ricardo B.

         Todo el mundo ha pasado por una formación donde se habla de los cambios históricos en las sociedades, cambios políticos, culturales, sociales, religiosos, etc. pero esos cambios suponen siempre una base permanente y esa base permanente es lo que se llama naturaleza humana, en el sentido de que todo el proceso histórico mismo no es otra cosa que la consumación de los elementos conformantes de la naturaleza humana. Ahora lo que se pone en juego es la modificación de la naturaleza humana.
El Transhumanismo, aparece como una nueva ideología o filosofía, progresista, perfeccionista en que la ciencia y la tecnología se aplican en la capacidad transformadora del ser humano para erradicar definitivamente la violencia y al mismo tiempo la irracionalidad propia de la especie, esto se presenta hoy con una fuerza ya bastante importante proveniente del campo de la biotecnología y de las utopías que tienen que ver con el alargamiento de la vida humana y la superación de la enfermedad y el dolor por medio de la inserción de tecnología dentro de la naturaleza humana. Sus impulsores más conocidos son Nick Bostrom y William Pearce quienes fundaron en 1998 la World Transhumanist Association, una organización internacional no gubernamental que trabaja por el reconocimiento del transhumanismo como un objeto legítimo de la investigación científica y la política; y Max More fundador del Instituto Extropy.
La naturaleza humana se concibe como algo mutable y modificable y se irá hacia formas de vida transicionales en función del mejoramiento de la calidad de vida, del quantum de placer y del quantum de conocimiento posible para la especie.  Esto puede presentarse como una ideología  peligrosa porque en última instancia se va a definir lo que es humano y lo que no es humano, es decir, se definirá HUMANO a quien haya optado por esta interacción biotecnológica mientras que quien no haya hecho esta opción queda relegado dentro de la especie, aquí se pone en juego lo que es HUMANO y su naturaleza.
¿Será esto posible? Por lo pronto podemos sostener que la naturaleza humana puede ser transformada, porque hemos sido educados para comprender que todo esto es posible y que no hay nada que pueda detener al desarrollo tecnológico.
Desde otra perspectiva, esta idea transhumanista se presenta  como una visión ultrarracional del mundo en el sentido que establece dos nuevos peldaños evolutivos sobre la humanidad. Estos nuevos peldaños  son el TRANSHUMANISMO y el POSHUMANISMO, son las nuevas instancias en las que han ingresado las sociedades tecnológicamente desarrolladas.
Los antecedentes de esta visión del mundo están dados por los defensores del derecho penal que ven en el delito un atraso de personalidad y que ven en la cárcel un argumento de carácter emocional que no conduce a nada.
Seguimos con la idea del hombre máquina de La Mettrie en el siglo XVIII, se conecta con la idea de la medicina mecanicista que llega hasta nuestros días  y que entiende al hombre como una máquina, aceptando el mecanicismo cartesiano, lo aplica a todo el hombre. La diferencia entre animal y hombre le parece sólo cuantitativa y no cualitativa, y todo aquello que la metafísica cartesiana atribuye al alma puede ser explicado, según él, como modificación de la materia: incluso el pensamiento que no es más que una prolongación de la sensación, común a todos los animales y completamente material.[1]
Otro antecedente es la antropología física del siglo XIX, seguido por las investigaciones genéticas realizadas durante el Tercer Reich alemán y llegamos a las posiciones actuales desde los grandes emprendimientos científicos operados en el campo de la biología desde 1970 hasta hoy.

Tecnoutopías

Este tipo de manipulaciones en el cuerpo hoy ya son posibles y no solo posibles en términos científicos sino en términos culturales, y en este último término se torna más grave porque es aceptar sin ninguna crítica que la naturaleza humana es algo alterable de por sí. Tenemos ya mucha ideología en torno de la negación de que haya una naturaleza humana, por ejemplo el positivismo que estableció la visión del hombre sin naturaleza y sólo con historia. Está Sartre que en su libro El existencialismo es un humanismo,  niega que haya una naturaleza humana, una naturaleza universal, pero afirma que existe una "universalidad humana de condición" según las situaciones históricas de cada época.
Existen hoy otros conjuntos de condiciones para poner en duda el concepto de humanidad, la posibilidad de sexo voluntario y el concepto de género establece toda una variante sexual que hasta entrado el siglo XX la humanidad no contempló.  Esto se convierte en una variable de ajuste demográfico urbano  que genera un choque de costumbres,  pero existe una adaptación y aceptación en las generaciones juveniles. La aparición de estos colectivos de género (feministas, travestis, homosexuales) tienen funciones políticas, culturales y económicas.  Estos grupos de género crearon una militancia destinadas a golpear sobre la ley, en algunos casos la modifican y quien no las acepte queda fuera de la ley. Es un movimiento que impacta en el derecho y como se dijo al principio están avalados por los defensores del derecho. Esto trae la descomposición de la familia tradicional y contribuye a un modelo social sin capacidad de ahorro, contrario a la época de la sociedad urbana industrial clásica y el estado de bienestar.
El Transhumanismo va siguiendo estas ideas para aplicarlas en sus tecnoutopías, y tengamos en cuenta que estas utopías están desde el ingreso a la modernidad, siempre se ha visto que el hombre es algo posible de ser transformado y modificado hasta circunstancias impensables. Aquí están el conjunto de elementos que llevan a suponer la viabilidad de estas posiciones, el argumento es este: En la Antigua Roma las personas alcanzaban un promedio de vida de 25 años. En 1901 los hombres vivían hasta los 45, mientras que las mujeres lo hacían hasta los 49. En la actualidad una persona con 45 años se considera joven y la expectativa de vida oscila entre los 70 y los 80 años (en la Argentina es 74). Siguiendo estos parámetros, se pregunta el sociólogo Peter Healey, uno de los organizadores de la conferencia en Oxford, "si los descubrimientos médicos y científicos continúan, ¿por qué las personas no podrían vivir más allá de 100 años?”. Pero, ¿cuáles serían los avances necesarios para ser posible la vida luego del centenario?
Según los transhumanistas , en un futuro relativamente cercano será posible utilizar terapias del tipo genético y otros métodos biológicos para bloquear el proceso del envejecimiento y estimular el rejuvenecimiento y la reparación de los tejidos en forma indefinida y es posible que una tarea de este tipo solo pueda ser llevada a cabo por la nanotecnología, un conjunto de técnicas que se utilizan para manipular la materia a la escala de átomos y moléculas.[2]
¿A que va unida la superación del concepto de humanidad? Está unida a una concepción epicúrea de la vida, prolongar el placer y descartar el dolor.  En nuestra sociedad hoy esto se busca en el consumo de drogas, pero estas dan placer y euforia momentáneamente hasta  que se cae en un pozo depresivo, para después volver a consumir.
La medicina transhumanista viene a superar al consumo de drogas, junto con la industria farmacológica utópica lograrán, que no se caiga en ese pozo depresivo sino que sea permanente el estado de placer y euforia. Hay que erradicar la totalidad del sufrimiento humano y está la tecnología para lograrlo. Para esto hay que apropiarse del sistema nervioso humano y para lograr un placer permanente y sostenido, tenemos que mutar biológicamente, complementando con tecnología las deficiencias biológicas humanas.
Nos dice David Pearce: ¿Un nuevo “mundo feliz”? Este argumento es más complicado de desmontar con rotundidad. La biotecnología puede reforzar al ciudadano individual más que al Estado. Por ejemplo, mejorando la iniciativa para incrementar la autonomía personal y la participación activa en la sociedad. Por contra, la baja iniciativa está asociada a la subordinación y al retraimiento social. El soma de Huxley estaba equivocadamente recomendado como una “droga de placer ideal”.
Verdaderamente la farmacología utópica superará eso
.
 [3]
Por eso el transhumanismo se propone lograr mediante la tecnología la superinteligencia, el bienestar por el control de los centros de placer y nuevas drogas para mejorar la personalidad, nanotecnología molecular para alargar la expectativa de vida y así llegar a una existencia posbiológica.
¿Cuál sería la importancia de la corporación medica para el transhumanismo? Se fundamenta  desde el paradigma del modelo médico hegemónico, o sea el triunfo del modelo industrial y legalista de la medicina.
El conflicto puede producirse por la limitación o la ilimitación de la investigación científica, aunque ya hay antecedentes en la Alemania nazi, con las experimentaciones con seres humanos del doctor Menguele. Estas prácticas en su momento no tuvieron objeciones morales al ser legitimadas por la población.
Ahora bien, el problema radica en que hay un sector de la población que va a definir que es humano y que no, en la Alemania nazi pasó lo mismo, se quitó la condición de humano al judío y por eso pudieron ser posibles los experimentos. Entonces nos cabe la pregunta ¿Quiénes son los que van poder acceder a este desarrollo? por supuesto, tenemos que tener en cuenta que estas ideas provienen del mundo anglosajón y por lo tanto se crea un nuevo “centro y periferia”, porque en el estado actual que se encuentra la humanidad esto se presenta como inviable.  Por eso quienes alcancen este desarrollo será un pequeño sector de la humanidad y serán los que determinen que es lo humano. En esta posibilidad de salto social, cultural y biotecnológico estamos hoy en la frontera, porque desde el punto de vista del conocimiento, la tecnología es conocimiento que produce el ser humano, pero esta tecnología no se distribuye equitativamente, entonces la tecnología define la separación entre sociedades mucho más violentas que la pudo haberse planteado en el siglo XIX y el XX, donde la disponibilidad o indisponibilidad del bien tecnológico determina que quien no posee pierde humanidad.
Críticas al transhumanismo.
La Iglesia ya levantó su voz contra esta utopía que quiere jugar a ser Dios, desde la página religión en libertad nos alerta: “La perspectiva ética del transhumanismo es plenamente utilitarista”, afirma la doctora Elena Postigo Solana, profesora de Bioética en la Universidad CEU San Pablo y miembro de la Pontificia Academia para la Vida. Postigo, pionera en el estudio de esta corriente en España, ha analizado sus postulados y sus implicaciones bioéticas: “En la teoría transhumanista la persona se reduce exclusivamente a racionalidad: es persona solo quien aquí y ahora es capaz de razonar. No es persona, en cambio, quien no está en condición de razonar, como los fetos, los embriones, los discapacitados privados del uso de razón, las personas en estado vegetativo persistente o en coma”, asegura.

“Se produce así una incapacidad para entender la dignidad ontológica, intrínseca, de todo ser humano. Se reduce al hombre a un ser material como otros seres, y entonces el poder tecnocrático o el poder político pueden decidir sobre su dignidad.

No hay más que recordar, por ejemplo, la afirmación “vidas no dignas de ser vividas”, empleada como criterio decisivo por las políticas nazis en la “Operación eutanasia T4”, que produjo la discriminación y la eliminación física de personas deformes o con demencias graves”, sostiene.[4]
Continuamos con esta página: La peligrosa ambición de dominio
Los partidarios del transhumanismo suelen afirmar que es el pensamiento religioso el que lleva al cuestionamiento ético y moral de sus técnicas; sin embargo, son muchos los filósofos y biólogos agnósticos y ateos que rechazan total o parcialmente sus postulados, como es el caso del teórico y politólogo Francis Fukuyama, el filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas o el profesor Michael Sandel, de la Universidad de Harvard.
 “El problema no es tanto el dominio de la tecnología sobre el hombre, sino la misma ambición de dominio y el poder que esta le otorga”, asegura el profesor Sandel. Una idea compartida por Fukuyama, que ha definido el transhumanismo como “una de las ideas más peligrosas del mundo”, porque “altera la naturaleza humana y el concepto de la absoluta igualdad entre todos los seres humanos, que es el fundamento de toda sociedad democrática”.[5]
A modo conclusión
Sea como fuere, aunque creamos que el transhumanismo sea ciencia ficción está ya desarrollándose entre nosotros, los movimientos revolucionarios de género, ecologistas, etc. le están allanado el camino. El Unabomber fracasó y el avance tecnológico nadie lo puede parar.
¿Qué nos queda? ¿Podremos resistirlo? ¿Habría que resistirlo? ¿Seremos la especie a eliminar? Y si nos llega la oportunidad ¿nos convertiríamos en poshumanos? Quizá las respuestas a estos interrogantes sea NO, pero si lo vemos de este modo ¿No haría uno lo que sea por salvar la vida de su hijo? La ecografía hoy puede mostrarnos que un bebé puede venir con una malformación que se llama trisomía 18 y es incompatible con la vida, y si tuviese la posibilidad de modificar mediante nanotecnología ese cromosoma18 para que ese bebé pueda vivir ¿Habría objeciones éticas hacia quienes juegan a ser Dios?


[1] www.recursostic.educación.es
[2] Niesbe Mariana, Clarín.com 20 de septiembre 2006.
[3] www.transhumanism.org
[4] www.religionenlibertad.com
[5] Ibid.